June 7, 2023

Hace unos días le pregunté a mi hija que tiene 10 años: 

¿Cómo te gustaría que reaccione cuando me cuentas algo?

Y la respuesta me sorprendió y emociomó muchísimo<img draggable=

Le hice esta pregunta porque siento que mi forma de responder cuando me cuenta algo muchas veces es debordada y eso no ayuda a que se sienta con ganas de compartirme lo que le pasa en el colegio, cómo se siente, qué preocupaciones tiene… es decir, que hablemos de lo que ella quiere y que siente que necesita. 

Le vengo dando vueltas a este tema desde hace varios días porque últimamente se han dado muchas situaciones con sus amigas en el colegio.  Me ha contado triste que ha tenido momentos difíciles porque le dicen que está gorda, que por qué come tanto y por cómo se viste. <img decoding=

Cuando me habla sobre esto, me provoca ir a defenderla, me siento enojada porque para mí, sus compañeras están siendo injustas y están actuando con poca empatía. 

Hasta siento como si me estuviera pasando a mí y mi respuesta parte desde ahí, desde cómo me afecta a mí lo que me dice y no desde cómo la puedo acompañar en ese momento. <img decoding=

Al llegar la noche y reflexionar sobre mi día y me doy cuenta de que yo la puedo ayudar, pero hasta cierto punto.  Por parte de ella, a mejorar su autoestima y recordarle que es importante comer sano y tener un cuerpo sano. Por mi parte, a entender qué es lo que me afecta tanto, si la situación está tocando una herida de mi niñez, si hay algo que puedo trabajar yo internamente. <img decoding=

También me doy cuenta de que necesito desprenderme del “problema” para ayudarla con una mirada más objetiva y no tan emocional, para sentir que la acompaño, en lugar de decir cosas de las que después me arrepiento.<img decoding=

Así que se me ocurrió hacerle la pregunta sobre cómo le gustaría que reaccione y su respuesta fue tan simple y sabia, que se ha vuelto mi manual de instrucciones:

 

<img draggable= Si estoy enojada, solo me escuchas.

<img draggable= Si estoy tranquila, podemos hablar.

<img draggable= Si estoy triste, solo me abrazas y me dices algo lindo.

 

No siempre cumplo el manual al pie de la letra, sobre todo cuando mis emociones salen a flor de piel y toman el control. 

Pero más allá de eso, me siento orgullosa de saber que mi esfuerzo por inculcarles inteligencia emocional les ha dejado mensajes que han interiorizado, aunque a veces no parezca en el día a día.

De esto me di cuenta cuando le compartí esta historia a una amiga y me dijo: “Me encanta como piensa!! Que buen trabajo estas haciendo Adri!!” .  La verdad que no veía la respuesta de mi hija como un logro mío, y no la sigo viendo así, pero sí creo que los cuentos, videos o historias que compartimos sobre conectarnos con nuestras emociones, han dejado frutos.

Si te interesa este tema tienes niños más o menos hasta los 10 años, te recomiendo dos libros:

<img draggable= El monstruo de colores, de Anna Llenas

<img draggable= Los atrevidos, de Elsa Punset (hemos leído solo uno, pero tiene toda una colección)

Y en Youtube hay muchos cuentos sobre este tema para escuchar, a nosotros nos gusta una compilación que se llama:

<img draggable= 50 cuentos con valores y sabiduría del canal “audio cuentos infantiles”

Tal vez conozcas más historias lindas para leer o escuchar, ¿me las compartes en los comentarios?

 

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Adriana Giraldo

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